Vida Saludable
Claves para un buceo seguro
El buceo es una actividad deportiva que requiere de una preparación previa fundamental para practicarlo de forma segura. Y si bien está aconsejado desde los ocho años y hasta que el cuerpo lo permita, es necesario reunir unas condiciones de salud para que todo vaya bien.
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Para practicar el buceo recreativo antes era obligatorio un reconocimiento médico previo; sin embargo, desde 2020, el Real Decreto 550/2020, que determina las condiciones de seguridad de las actividades de buceo, ya no lo establece pero sí una declaración responsable del buceador sobre su estado de salud, a través de un cuestionario.
Lo que dice la legislación
“Para la práctica del buceo recreativo, incluidas las experiencias de toma de contacto, bautismo o similares se exigirá por el responsable del centro (de buceo), en todo caso, una declaración responsable del buceador sobre su estado de salud, que se llevará a cabo cumplimentando el cuestionario del anexo I”, establece el texto.
En ese anexo, que al inicio advierte de que si es una mujer la que quiere practicar el buceo y está embarazada o si está intentando quedarse no debe bucear, se incluyen cuestiones como si se han tenido problemas pulmonares, de respiración, corazón o sangre.
También si se es mayor de 45 años, si se han tenido problemas de oídos, ojos, fosas nasales, de espalda, hernias, úlceras o diabetes, o una cirugía en los últimos doce meses, entre otras cuestiones, a las que hay que contestar con un si o con un no.
Y cuando de las respuestas a las preguntas del cuestionario se ponga de manifiesto “la presencia de una afección preexistente que pueda afectar a la seguridad del buceador o sea notorio que su estado físico no es el adecuado, no se permitirá la práctica de buceo si no se acredita la superación de un reconocimiento médico anualmente”, señala el real decreto.
El texto indica que, en ningún caso, se permite la práctica del buceo bajo la influencia de bebidas alcohólicas, drogas o estupefacientes.
“Tampoco se podrá practicar el buceo cuando se siga un tratamiento médico que conlleve el consumo de medicamentos que puedan afectar a las capacidades necesarias para llevar a cabo esta actividad en condiciones de seguridad”, según el real decreto.
¿Qué condiciones físicas hay que cumplir?
Desde la Federación Española de Actividades Subacuáticas (FEDAS), Javier Vázquez cuenta a EFEsalud, que para practicar el buceo no hay que reunir “unas cualidades físicas excepcionales” pero sí recomiendan siempre que el estado de salud de la persona interesada cumpla “unos mínimos”.
En el caso de que se quiera o se tenga que pasar por un reconocimiento, desde FEDAS aconsejan un médico especialista, “a ser posible” en medicina subacuática e hiperbárica porque “son los que mejor conocen el mundo del buceo y cómo puede responder una persona a la hora de someterse a la presión del fondo”.
“A ver, se entiende que una persona joven, en buen estado de salud este cuestionario, si no tiene problemas de respiración, nada a nivel cardiopulmonar, debería pasarlo sin problema. Pero por ejemplo, si ya se tiene más de 40 años y algo de hipertensión, pues es recomendable hacer el reconocimiento”, subraya Vázquez, técnico de FEDAS.
En el reconocimiento médico, el especialista suele hacer una espirometría para comprobar la capacidad pulmonar, un electrocardiograma y mide la tensión, entre otras pruebas.
Y en función de los resultados, el médico puede dar el apto o el no apto pero también puede limitar la inmersión a un máximo de metros de profundidad.
Accidentes peligrosos durante el buceo
Vázquez detalla que las patologías para las que se descarta el buceo son sobre todo aquellas que puedan provocar en el fondo del mar un desvanecimiento, o un cuadro convulsivo.
Hay que tener cuidado también con los oídos. Por eso si al descender empiezan a doler “evidentemente tenemos que abandonar la inmersión” porque por la presión puede desembocar en una perforación del tímpano.
Los accidentes “más peligrosos” que pueden suceder en el buceo puede ser tanto la descompresión como la sobrepresión pulmonar.
Ésta última ocurre, explica Vázquez, cuando el buceador está en el fondo respirando con la bombona de aire y lo retiene mientras sube a la superficie. El problema es que al disminuir la presión, los pulmones empiezan a expandirse y si no suelta el aire normalmente eso puede provocar una rotura en los alvéolos.
“Por lo tanto en el buceo nunca se ha de dejar de respirar tanto al descender como al ascender, nunca hay que bloquear la respiración”.
El accidente de descompresión, continua el experto, también es muy grave. Y ocurre cuando nuestro cuerpo se satura de burbujas de nitrógeno, un componente del aire que hay en la bombona.
“Como es un gas que nuestro cuerpo no lo consume, no lo utiliza para nada, cuando nos hemos pasado un tiempo determinado y a una profundidad determinada, si no dejamos salir esas burbujas de forma ordenada, es decir, realizando una serie de paradas en el ascenso, pueden convertirse en macro burbujas y producir trombos en el sistema circulatorio”, advierte el técnico de la FEDAS.
¿Y la hipotermia?
Ojo también a la hipotermia. Puede ser un riesgo si durante la inmersión el buceador tiene frío, comienza a tiritar y no sube a la superficie.
“Si una persona siente frío, tiene que acabar la inmersión, porque si continúa y empieza la tiritera al bajar la temperatura corporal, es un riesgo”, agrega Vázquez.
Por eso, hay distintos grosores de traje de buceo en función de la temperatura del mar.
Por todas estas cuestiones es muy importante seguir las pautas de los instructores de buceo y tener en cuenta que a bucear no se aprende en un día. De hecho, según el técnico de la FEDAS, un curso de buceo recreativo debe durar en torno a una semana.
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Vida Saludable
Tabaquismo y obesidad: Los peores desenlaces en enfermedades reumáticas
El tabaquismo y la obesidad son los factores que más se relacionan con peores desenlaces y más comorbilidades en personas con enfermedades reumáticas. De ahí la importancia que tiene que este tipo de pacientes lleven una vida saludable.
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La Sociedad española de Reumatología (SER) ha celebrado recientemente el XII Curso SER Reumatopics, en el que ha recordado la importancia de que los pacientes de enfermedades reumáticas lleven unos hábitos de vida saludables.
Así, las recomendaciones generales para las personas que padecen alguna patología de este ámbito son mantener una dieta sana y equilibrada con base en alimentos de origen vegetal, hacer ejercicio físico adaptado y evitar el tabaco y el alcohol.
“El tabaquismo y la obesidad son los factores que más se relacionan con peores desenlaces y más comorbilidades en personas con enfermedades reumáticas”, según ha puesto de manifiesto la doctora Lucía Silva, reumatóloga del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña.
¿Cuáles son las principales consecuencias?
En el mismo Congreso, celebrado de manera virtual y con la colaboración de la compañía farmacéutica Menarini, se expusieron las principales consecuencias de llevar a cabo malos hábitos, sobre todo si es el consumo frecuente de tabaco y alcohol.
Tal y como afirma la doctora Lucía Silva, la obesidad derivada se asocia a la presencia de dolor y fatiga constantes, así como a una peor función y mayor progresión de las enfermedades reumáticas. Sobre todo para la artritis y la artrosis.
Por otro lado, el tabaco se asocia a una mayor actividad de ciertas enfermedades. Entre ellas, la artritis reumatoide, el lupus o la espondiloartritis. Esto indica que no solamente predispone a una mayor comorbilidad, sino que, además, posee efectos negativos sobre la progresión radiográfica y la incapacidad.
Complicaciones concretas: Tabaco y alcohol
Además de que la obesidad y los problemas derivados del consumo de tabaco y alcohol empeoran la salud general, existen complicaciones concretas asociadas a las enfermedades reumáticas.
La doctora Silva explica que la obesidad se asocia a una progresión más rápida de patologías como la artritis reumatoide y la artritis. También a mayor dolor y fatiga.
Por otro lado, el consumo habitual de tabaco se asocia a un progreso acelerado de enfermedades como el lupus, la espondiloatritis y también la artritis reumatoide.
En este sentido, no sólo predispone a una mayor comorbilidad, sobre todo cardiovascular, sino que también tiene efectos negativos sobre la progresión radiográfica y la incapacidad.
La gota refractaria
Por último, cabe destacar el manejo de la gota refractaria como uno de los más tratados en el Congreso, ya que cuenta con una gran prevalencia en España.
La enfermedad tiene una incidencia del 2,4 % de la población adulta, lo que equivale aproximadamente a 800.000 afectados, según los resultados del estudio EPISER 2016 realizado por la SER.
El doctor Fernando Pérez Ruiz, jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Cruces, ha explicado que “la gota refractaria define a un grupo de pacientes en los que no se obtiene el resultado
terapéutico deseable. El manejo de esta situación implica un diagnóstico correcto, una prescripción de medicamentos reductores de uricemia adecuada en dosis y elección para conseguir objetivos terapéuticos de uricemia, con una prevención de los ataques con medicamentos de eficacia probada y en dosis adecuadas durante el tiempo necesario”.
“También hay que tener en cuenta la prescripción a demanda y considerando las comorbilidades del tratamiento de los ataques de gota que aún pudieran presentarse en las fases iniciales del tratamiento, incluso a pesar de una prevención y una corrección de la uricemia adecuada”, añade el facultativo.
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Vida Saludable
Reducción de papada: Novedades, perfil del paciente y posibles riesgos
Liposucción, lifting, coolsculpting, radiofrecuencias… Los procedimientos de reducción de papada, muy comunes en hombres y mujeres, han avanzado mucho en los últimos años, tal y como nos cuenta en una entrevista la doctora Isabel De Benito, presidenta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
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Los procedimientos de reducción de papada son una de las intervenciones más comunes de estética tanto en hombres como en mujeres.
La doctora Isabel De Benito, presidenta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), en una entrevista concedida a EFEsalud, nos habla sobre las intervenciones de reducción de papada más frecuentes, el perfil del paciente idóneo y las novedades en su tratamiento.
Pese a que sea uno de los retoques estéticos más realizados, hay muchas formas de reducción de papada. La especialista recuerda que debemos hacer una distinción importante entre las intervenciones invasivas y no invasivas. Esto es, entre las que requieren que el paciente entre en quirófano y las que se pueden hacer en consulta sin necesidad de emplear cirugía, que además han avanzado mucho en los últimos años.
Depende de lo que “sobre”
Lo más común
Tal y como afirma la doctora, el tratamiento más común para reducir la papada es la liposucción. Es el procedimiento “estándar”, es decir, el que habitualmente se utiliza para obtener un buen resultado en la zona.
La liposucción consiste en extraer la grasa sobrante de la zona, por lo que este procedimiento no es para todo el mundo.
“La liposucción se hace siempre que esa papada tenga grasa que extraer, porque hay papadas que no son de ese tipo y lo que tienen es un exceso de piel o un descolgamiento del músculo”, añade Isabel de Benito.
Cuando sobra piel
En caso de que lo que sobre sea piel, el procedimiento más común es el lifting.
La presidenta de SECPRE indica que cuando lo que “sobra” es piel o existe un descolgamiento del platisma, el músculo del cuello, se debe realizar un procedimiento distinto a la liposucción. A veces, cuando la piel sobrante no es demasiada, pueden realizarse con láser para que la piel se retraiga y se pegue un poco. Sin embargo, cuando sobra piel, lo más habitual es tener que pasar por quirófano.
“A veces estos procedimientos se hacen combinadamente porque la liposucción no quita la piel y si hay un exceso de piel, tenemos que reposicionar los músculos y estirar esa piel. Hay que valorar muy bien, por tanto, qué es esa papada”, explica la sanitaria.
Novedades en la reducción de papada
“El tratamiento de la papada ha evolucionado mucho en los últimos años porque se han desarrollado tecnologías que permiten tener un buen resultado sin pasar por quirófano”, tal y como nos explica la doctora De Benito.
Por un lado, encontramos el procedimiento que elimina la grasa con frío, denominado coolsculpting. La reducción de papada se produce en este caso cuando los adipocitos que se sitúan en el doble mentón, se eliminan gracias a criolipólisis.
Además, otra de las técnicas novedosas son las radiofrecuencias invasivas. Estas se llevan a cabo con un aparado llamado Morpheus. Estas radiofrecuencias reducen muy bien la grasa de la papada y permiten que la piel se estire.
¿Dura para siempre una reducción de papada?
La presidenta de la SECPRE indica que “nada dura para siempre”.
Es cierto, recuerda la doctora, que cuando se trata de un procedimiento quirúrgico en el que se quita piel, es más fácil que dure, ya que esa piel extirpada no va a regenerarse.
Por otro lado, una liposucción o procedimiento en el que se quita la grasa sí que puede ser finito. Si se engorda, la grasa volverá a aparecer.
La recomendación fundamental es que el paciente se cuide: alimentación, ejercicio… Ya que así evitará que los adipocitos, las células encargadas de almacenar la grasa del cuerpo, se reproduzcan más de lo habitual.
Riesgos y recuperación
La recuperación de cualquiera de los procedimientos de reducción de papada es buena, tal y como afirma la doctora.
“La recuperación suele ser, en cualquier caso, buena. Incluso los procedimientos de quirófano. No
son procedimientos que a día de hoy supongan una recuperación muy extensa, son pacientes que en
una semana o 10 días, pues están haciendo vida completamente normal. Y además es una zona que se
puede tapar bastante bien”, explica Isabel De Benito.
El verdadero riesgo aparece cuando alguien se somete a un procedimiento de “dudosa fiabilidad”. La experta sanitaria indica que los tratamientos tienen un coste que incluye anestesia, máquinas y aparatos revisados y creados específicamente para esa función.
“Ahorrar en este tipo de tratamientos es ahorrar en salud”, añade. Y recuerda que pagar por debajo del coste medio suele ir siempre ligado a un detrimento de la seguridad del paciente, bien porque el cirujano o médico que le opere no tiene ni la pericia ni la experiencia ni la formación necesaria para hacerlo, bien porque se intentan reducir costes en otras cosas, como en la anestesia clínica.
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Vida Saludable
Algunos ´más y menos´ para la vuelta de vacaciones
Más ilusión y menos obligación en el día a día. Más acción y menos excusas. Más descanso y menos trabajo extra en casa. Más atención al momento y menos uso de pantallas. Son actitudes clave para afrontar el nuevo curso de modo saludable, al regreso de las vacaciones.
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Solemos relacionar el período vacacional y el verano con sensaciones de libertad, felicidad, placer, tiempo libre y falta de obligaciones. Después, a la vuelta de vacaciones y retomar el trabajo y/o los estudios, nos encontramos de golpe con todo lo contrario: compromisos, horarios, rutinas, gestiones, ‘madrugones’ y muchos esfuerzos y prisas.
Por eso muchas personas sufren el síndrome postvacacional que, según explican desde la Clínica Universidad de Navarra (CUN), es un proceso de adaptación que genera malestar y ocurre al entrar de nuevo en contacto con la vida activa, y en el que pueden experimentarse debilidad, astenia, insomnio, somnolencia diurna, falta de desidia, hastío e incluso angustia.
El buen estado anímico es esencial no solo para llevar un estilo de vida saludable, sino que además —y debido a su influencia en los hábitos y el autocontrol de la alimentación— también es fundamental para mantener a raya el exceso de peso corporal, según la psicóloga María González, del Instituto Médico Europeo de Obesidad, IMEO.
Menos obligación y más ilusión
“Menos obligación y más ilusión en el día a día. Esa es la actitud que deberíamos adoptar después de volver de las vacaciones, evitando pasar de un extremo a otro”, enfatiza González.
Explica que solemos cometer “el error de focalizar todas nuestras ilusiones y expectativas de descanso en los días de vacaciones”.
“Esto hace que a lo largo del resto del año nos pasen inadvertidas las pequeñas ilusiones que nos puede brindar el día a día y que no reservemos un tiempo dentro de nuestra rutina diaria para dedicarlo a descansar”, señala.
María González admite que “planificar las vacaciones es un recurso positivo para motivarnos en las semanas previas a esa etapa”, pero recomienda que ”seamos cautos a la hora de proyectar todas nuestras expectativas positivas en estos días, ya que seguramente sean muy placenteros, pero no estarán exentos de momentos estresantes”.
“Planificar nuestra rutina para la vuelta de vacaciones con la misma ilusión con la que ideamos el viaje de verano, sin olvidar incluir actividades de ocio y lapsos de descanso entre semana, puede ayudarnos mucho a combatir el síndrome postvacacional”, recomienda la psicóloga.
Esa actitud y planificación contribuirán a que a lo largo del año, no lleguemos agotados psicológicamente a las vacaciones ni nos deprimamos al volver a nuestras rutinas, asegura.
Vivir cada día con ilusión y no solo las vacaciones. Foto Instituto IMEO
Vuelta de vacaciones: Menos excusas y más acción planificada
La psicóloga del IMEO recomienda además olvidarse de la excusa “no tengo tiempo”, ya sea para cocinar o para ir al gimnasio, ya que tiende a convertirse en una “respuesta universal a la falta de organización y de pericia que nos domina”.
“En determinados momentos podemos afirmar que nos falta tiempo, pero eso debe ser la excepción y no la regla”, sostiene.
Hoy en día es frecuente que sintamos que nos “falta tiempo” en nuestra vida o que las cosas marchan a mucha velocidad durante nuestra jornada, según esta experta.
Explica que estas sensaciones suelen relacionarse con la sobresaturación de tareas que hay en nuestra agenda o deberse a una percepción poco realista del tiempo, en la que no tenemos en cuenta los lapsos que necesitamos para trasladarnos de un lugar a otro o para atender los imprevistos que pueden surgir, añade.
A esto se le suma la tentación de utilizar las tecnologías digitales y las redes sociales para desconectar de aquellas tareas que nos cuesta más hacer y posponer una y otra vez aquellas acciones que sabemos que nos pueden ayudar en nuestros objetivos pero que aún no estamos habituados a realizar, expone.
La clave para desactivar las excusas y la costumbre de “dejar las cosas para mañana” consiste en pasar a la acción en lugar de seguir pensando en lo que “tenemos que hacer”.
Esta psicóloga recomienda destinar a diario un tiempo concreto para planificar las tareas pendientes, programando las “que nos dan más pereza” para el principio de la jornada, y aquellas con las que disfrutamos más para la parte final del día, cuando nuestras fuerzas y motivación están más mermadas.
Horas extra en casa: más estrés, menos descanso. Foto Instituto IMEO
Menos trabajo extra y más descanso en casa
Esta especialista desaconseja “llevarse el trabajo a la cama, o trabajar en casa mientras cuidamos a los niños, que suelen seguir un tiempo de vacaciones después de que sus padres se han reincorporado a la actividad laboral, ya que estos hábitos aumentan el estrés, y con ello el apetito, la ansiedad y la tendencia a comer rápido.
Tampoco es recomendable trabajar de noche, porque activa la mente y nos quita horas de sueño, asegura.
“Distintos estudios indican que un alto porcentaje de la población adulta sufre insomnio y tiene la sensación de que no descansa bien. Esto afecta negativamente nuestra salud mental y física generando más niveles de ansiedad y estrés, alteraciones en nuestro metabolismo y salud hormonal”, analiza.
Para esta psicóloga es imprescindible dar prioridad a mantener una buena higiene del sueño, a la vuelta de las vacaciones.
Para dormir y descansar mejor hay que evitar el consumo de sustancias excitantes a última hora de la tarde-noche, así como desconectarse del trabajo al menos tres horas antes de irse a la cama y dejar de visualizar pantallas digitales media hora antes de cerrar los ojos, propone.
Recomienda además dedicar el tiempo final del día a “actividades que ayuden a nuestro sistema nervioso central, como dar un paseo, practicar meditación, leer o darnos una ducha templada”.
Comer mirando una pantalla, un hábito nocivo. Foto Instituto IMEO
Vuelta de vacaciones: Menos pantallas y más atención al momento
“Utilizar pantallas no sólo en el salón, sino también encenderlas en el dormitorio, para ver películas hasta muy tarde o comer delante del televisor, es perjudicial en muchos sentidos”, según la psicóloga del IMEO.
“Cuando nos alimentamos mirando una pantalla encendida, tendemos a perder la consciencia del momento presente, cambiamos la velocidad a la que comemos (que suele acelerarse) y también de la cantidad de comida que ingerimos, muchas veces sin saborearla ni masticarla bien, porque nuestra tensión está centrada en lo que vemos en la pantalla”, puntualiza.
Por eso desde el Instituto se recomienda reservar quince minutos para tomar conciencia del alimento, pudiendo mantener una conversación o escuchar un estímulo auditivo de fondo, pero evitando exponernos a un elemento excitante, como una película o serie que nos motiva mucho, ya que entonces no seremos conscientes de la alimentación, pudiendo experimentar a raíz de ello diversos malestares digestivos, concluye María González.
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